Estas son palabras espontaneas con las que se transmite mucha pasión por un arte tradicional que se mantiene en un mundo moderno y cambiante.

“Dios nos ha dado una naturaleza maravillosa de donde sacamos las formas y los colores.  Yo siempre pongo la flor de ñacha que crece en todos los campos de Zuleta y que gusta mucho en mis bordados.  Algunos diseños son muy propios de aquí  y otros cambian porque vamos creando según nuestro parecer.

Siempre cambiamos porque parte de  nuestra alma se va en cada puntada, por eso son piezas exclusivas, ninguna se parece a la otra. Nuestra técnica es única y deberíamos llamarlo  “Relleno Zuleta”,  cada bordadora reconoce enseguida sus piezas  porque es como la escritura, ninguna es igual a otra. Estamos bien conscientes de que la calidad tiene que ser la mejor y estamos seguras  que  nuestras piezas están en las mejores mesas del mundo.

Ya que no podemos viajar nuestras obras  lo hacen por nosotras. Vivimos enamoradas de nuestro trabajo y sabemos que no debe desaparecer. El bordado se lo hace en casa, después de las tareas diarias y no estamos obligadas a abandonar a la familia; más bien todos ayudan y hemos logrado que se valore nuestro trabajo”.

Teresa  Casa  Ponce. Año 2004. Entrevista: Instituto Andino de Artes Populares  IADAP. Convenio Andrés Bello. Artesanías del Ecuador.

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